Volví a beber café por la mañana, por la tarde y uno o dos más por la noche, beberle ineludiblemente me traía tu recuerdo, así que decidí guardar en lo más alto de la alacena mi taza y el tarro del adictivo brebaje, pensé que tal vez si dejaba de beberle te recordaría menos y por ende esa necesidad de estar llenando los vacíos disminuiría… en fin… volví a beber café
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