Y después de tantas lunas y tantos soles descubrí que era tanta mi preocupación por encontrarme... que me perdí en el camino...

Y tu.. ¿Ya me has encontrado?



martes, 26 de abril de 2016

A su lado entendí la paciencia, 
y no creo en las coincidencias,
que me encontré en sus ojos 
y me reconocí en sus manos,
que mis extremidades se convirtieron en alas. 
Él, que sonríe cuando hay que llorar, 
que llora y el mundo llora en comparsa,
que los minutos son desmenuzados 
y 60 segundos se convierten en eternidad. 
Él, que me invita a aceptar mi alma rebelde y caprichosa, 
que mis defectos se desvanecen, 
la manera en que me mira y lo que siembran sus pupilas,
el reconocimiento y aceptación de nuestras diferencias 
sin el respaldo de un contrato de plazo forzoso, 
las mañanas de invierno entre la hoguera de su pecho, 
el mundo de ilusiones que desenreda amotinando duras realidades,
sus oraciones, su desequilibrio, sus caídas y recaídas, 
Él... que en su desnudez física y psíquica es en absoluto perfecto.
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Deja de quejarte, 
actúa, 
no esperes la palabra que te de consuelo,
el consuelo es para la gente débil, 
para los generadores del "no puedo"
la vida no es para los inútiles, 
y lo es todo menos estaticidad, así que actívate.
Se lluvia, se fuego, se invierno o primavera a voluntad
no te reprimas, ni te autosometas por no ser como quisieras, 
eres perfecto, eres autosuficiente, cree en ti
lucha, deja salir ese guerrero que te habita,
y por sobretodo ámate... ámate... ámate. 
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Y lo que para mi era un complejo personal por un tono elevado de voz, 
para el apenas era un susurro.
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A veces también me dejo llevar por el momento, 
quizás de ahí la causa de mis resbalones,
perder el control de las emociones, 
confieso que me gusta la paz, 
pero también me fascina el caos, 
que a veces tengo el humor para elevarme a silencio
y otras para ser estallido, 
y que me gusta ser espectadora, 
perderme en la observación…
pero también me gusta actuar 
y sentir 
y oler 
y probar….
¿Qué si he vivido?
¡Claro que he vivido, 
lo declaran mis años en la piel 
y ésta sonrisa picara en los labios!
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Ambos de carácter explosivo, 
como una granada de fragmentación
que si no le quitas el pasador no pasa nada, 
y el diría que ella era la sensible, 
y ella… ella diría que lo era él,
y dentro de sí admiraban su arrojo, 
ella el de él y él el de ella,
acariciando tanto sus silencios 
como sus estallidos, 
ni absoluta paz, ni absoluto bullicio, 
pero cuando ella era volcán 
él un paisaje tranquilo, 
y cuando él un oleaje bravío 
ella la orilla arenosa que le daba cobijo.
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Hoy decidí sonreír,
pero siendo franca no me importaría tener que llorar un poco,
o sentir algo de cólera (seguro será fugaz)
las emociones son pasajeras, 
y nos hacen sentir de diferente manera,
pero ante todo vivos!!
es increíble la manera en que fuimos diseñados,
llenos de magia tanto interior como exteriormente,
una mente que puede ser capacitada para guardar un equilibrio de estas emociones (con algunas excepciones)

"De esos grandes milagros que a menudo se escapan a nuestros ojos".

Luna.

Es un hecho, hace falta un sofá para tirarme por horas frente al televisor apagado, tengo uno, rojo, de vista muy elegante, sin posabrazos, no me resulta cómodo, así que subo dos docenas de escalones para llegar a la cama de mi habitación... que tan poco me resulta del todo acogedora, pero la ventana que está al fondo, pegadita a ésta me hace olvidar si estoy recostada sobre rocas, o sobre una cama inclinada porque he pasado por alto el comprar un nuevo colchón y es que en algún momento comencé a andar por la vida sin prioridades (de haberlas serán a manera de inconsciencia). Las nubes durante el día me hacen embelesarme y luego por la noche la luna y las estrellas, al final siempre terminaré observando mis extremidades y la altura que separa mi lecho al infinito fondo de constelaciones, soy tan diminuta y a cierta escala "microscópica" ¡sorprendente! no puedo evitar sonreír mientras cualquier halo de angustia colgado al cuello o a los cabellos desaparece, no vale la pena, son mis problemas más pequeños que yo y si yo soy una molécula microscópica mis problemas existenciales son prácticamente nulos.

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¡¡Venga cosas divinas y hermosas!!!
Sonrían con ganas, 
lloren con ánimo, 
griten con el alma, 
sean silencio con toda su fuerza,
corran, duerman, coman y amen 
o sean aquello que les venga en gana pero conscientes,

porque cuando se es consciente los instantes se eternizan.
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Amo el arte y la poesía, 
la danza, el canto... 
pues considero que en ellos no hay parámetros, 

ni límites para aquello que llaman locura.
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El sol no siempre saluda con el mismo rostro
y la luz que irradia parece que habla
y a manera de presagio me susurra al oído

"Hoy ustedes me iluminan"
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NECESITO QUE ME BEBAS.

Muy en el fondo la gente termina actuando para beneficio propio, 
y eso no es malo, 
es parte del ser humano la lucha externa 
(por muy pobre que ésta sea) 
se lucha por ser reconocidos, 
por dejar huella, 
por trascender a nivel económico y social, 
para encajar dentro de las tendencias actuales, 
para ser escuchados, 
por el deseo de poseer.
Y dejamos de observar 
por un fanático deseo de ser vistos.
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Un día volveremos al lugar de donde hemos venido, 
y volveremos a la forma de la que hemos emergido, 

fiel a la metamorfosis del humano.

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Hay momentos en que me quedo asombrada ante la necesidad que predomina de una deidad, 
de un ser supremo, de un maestro de vida, 
del gurú, del hechicero, del lector de cartas.
Vivimos a expensas de alguien que maneje nuestras vidas, 
que nos indique el camino correcto, 
que nos advierta que pasará en un futuro, 
el temor nos acorrala y nos aprisiona evitando sumergirnos en la libertad, 
nos aterra caminar solos, así como el hacernos responsables de nosotros mismos, 
buscamos algo o alguien de que o de quien colgarnos.
Observa... somos seres hermosos, en nuestro interior habita la luz, 
no seamos ansiosos pretendiendo que un ser nos solucione la vida, 
seamos diseñadores de vida, responsables de nuestras acciones,
responsables de nuestra bella existencia, 
entendamos que debe de predominar un equilibrio perfecto
y para esto se debe abrir el corazón a aquello que llaman tempestad
hasta no despertar a la verdad absoluta se necesitará vivir en polaridad 
frío y calor, tristeza y alegría, ausencia y presencia,
y para despertar es necesario encontrarte, dejar la ceguera, 

conducirte por el plano en el que existes siendo conscientes que todo lo que buscas está en ti.

Luna.


Y todo tiene una razón de ser, 
por más absurdo que parezca, 
por más injusto que pinte el acto, 
por más triste que sea el llanto, 
por más insípido que sea el sabor, 
que todo tiene una razón de ser, 
para una perfección absoluta, 
unos tienen que morir 
para que otros puedan nacer.
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La guerra no es el problema, el problema es el hombre. Y la guerra no está afuera, la guerra está adentro. Y si no has peleado la guerra internamente, la pelearás afuera. Si has peleado la guerra internamente y has salido victorioso, entonces la guerra de afuera cesará. Esa es la única forma.
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FENIX.

Para renovar hay que morir en continua constancia, 
dejar de ser el de ayer y no ser hoy el de mañana.
A menudo se leen tantos frases que parecen sin sentido, 
pero no hay otra manera para ser mejor a cada día
aniquilando los fantasmas que se aferran a aparecer. 
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Sólo se requiere una idea para transformar, 
una palabra a la cual aferrarte con todo tu aliento, 
y serás quizás la loca que deambule por el mundo, 
la loca aferrada a una palabra que quizás sólo tu observes 
“Amor”, un amor en el todo y por todo. 
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Fotos, 
imágenes, 
desnudos, 
sonrisas,
cuerpos esbeltos 
unos casi esqueletos, 
robustos, 
morenos, 
blancos, 
¿en verdad tú crees que eres eso?
“La imagen carece de valor”, 
pero va!! un absurdo para un mundo lleno de apariencias.
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Tres horas continuas frente a un monitor, 
un fantasma pálido que lucha por sostenerse,
las teclas burlescas parlotean,
vas a la cama con una mente agobiada, 
pero una red embustera te aclama,
y acudes hechizado a su llamada,
ya no son las luces de una ciudad de madrugada, 
ahora lo son los de una vacía pantalla. 
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No es sencillo desechar todo lo que creí que era, 
no soy cenicienta, 
ni Alicia en el país de las maravillas, 
ni la mujer maravilla, 
ni el sol, 
ni la luna negra.
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Y llegará el día en que no necesitaremos ser observados y nos dedicaremos a lo realmente importante… Observar.

Luna.
Me enamoré más que de sus pupilas 
de su manera de ver la vida, 
más que de sus dedos 
de esas caricias que me encienden y arden la piel, 
más que de su boca de sus sabias palabras, 
me enamoré de su indiferencia 
y su frialdad cuando no encuentra sentido, 
de su silencio que me calcina las entrañas 
y envenena mi garganta, 
de ese mismo silencio que 
me hace embelesarme en su boca y en su mirada, 
me enamoré de ese hombre que sonríe poco, 
pero hace sonreír mucho, 
y más que de todo aquello loco que sale de su boca, 
de lo que calla, 
me enamoré de sus portales abiertos, 
de su invitación a pasar a ese rinconcito suyo, 
de la fortuna de conocer sus paredones 
que más que amurallar, libertan, 
me enamoré más que de su manera
de saborear mi cuerpo, mis sombras,
de la manera que toca lo intocable 
y compone música muda 
que sólo puedes escuchar si se eres capaz 
de descifrar sus gestos y su silencio,
me enamoré más que de sus años, 
más que de sus barbas, 
más que de sus besos 
y su inocencia 
y su picardía 
y sus necedades, 
más de lo que otros son capaces de ver en él, 
de lo que creen que es, 
me enamoré de eso que no se ve, 
ni se oye, 
ni se degusta, 
ni se siente;
Se vive… sólo se vive.

Luna.
Escucho a lo lejos el susurro provocado por las hojas del sauce al caer, 
y soy el sonido y soy la hoja que se eleva y luego cae y soy el sauce,
encandilada la mirada por la luz de éste amanecer,
como el de mañana, como el de ayer, 
mientras el olor del café destila por mis fosas nasales 
que no oponen resistencia de su paso a los sentidos,
y las teóricas respuestas existenciales pierden sentido en mi sonrisa,
en una sonrisa cosechada por aquello que llaman “insignificancia”,
y es mi caminar un paso casi elevado que no deja huella
mientras todo lo visto y experimentado ha dejado huella en mí, 
esta voluntad casi nula de vivir partiendo de bases sentenciadas,
que soy como un animal salvaje enjaulado, 
que soy como un ser inadaptado, 
con un saber obligado, porque para ser de aquí no queda de otra, 
y heme pues aquí tan de todos, tan de nadie, 
que me queda bien parecer tan cuerda o tan loca
soy tan relativo para los otros, 
tan absurda y tan valiosa, tan físico y tan divino 
como el humo que se desprende de ésta taza de café.

Luna.

Hay cosas que sí podría llamarles como "muy mías"... mis emociones
esas que a veces se esconden tras la pálida dermis que cubre mis huesos,
que nacen, crecen y se reproducen en mi mente,
a las que aún no domino y por ende me he propuesto resguardar
por temor a volverlas un arma de doble filo,
que hieran o que terminen por ahogarme en un avasallante suplicio.
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Voy aprendiendo a no utilizar los prejuicios y a ordenar mi cabeza sin permitirle que se anteponga a los hechos, cuando ordeno mis pensamientos entiendo que las cosas no son como las imagino o idealizo y que hay realidades que no me agradan, mucho menos me ponen feliz, pero son realidades que no puedo cambiar y hay que aprender a aceptar o a dejarles atrás.
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Entre las tantas camas removidas,
donde ráfagas de fuego brotaban para perecer al instante de nacer,
entre las decenas de bocas y de dermis recorridas,
en algún punto cardinal el soñaba sin ella,
y ella compraba alcohol y unas cuantas horas de soledad,
las noches y la gigantezca luna que a veces se escondía,
el sol y sus promesas de llenar de vida todo lo que tocase,
e iban ambos llenando de momentos sus bolsillos rotos,
tan rotos como su alma,
como sus deseos de un poco más,
como sus esperanzas vacías.
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He besado tantos cuerpos,
me he visto en tantos ojos, sin efecto, 
el tiempo parece correr sin dejar nada a su paso,
encontraré esa alma que se viste de piel 
será más que su olor y su sonrisa, 
más que una piel de algodones, 
más que una mirada hechizante.
Ardo como un antorcha inmortal
en espera de aquel que se funda en mi fuego
donde el miedo se vaya de viaje.
No quiero seguir soñando, 
tampoco ver espejismos, 
quiero alguien que me note
que se observe en mis ojos.
Coincidir con él entre millones,
eso… eso es un milagro,
en algún lugar, 
en algún suspiro,
ya vendrá o... 
¿ya ha llegado? 

Luna.
Cada cosa, 
persona 
o acción a tu alrededor...
son increíbles y bellos universos de misterios, 
observa y adentráte en su profundidad,
siente, admira...
de pronto "el porque del todo" deja de importar.
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Era una guerrera, 
soñadora, 
una mujer valiente
pero con alma de niña
y sí, 
sonreía 
y lloraba con la misma facilidad.
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No hay esfera mágica más acertada que el corazón.
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La gente siempre suele utilizar personas, circunstancias, emociones u objetos para justificar su falta de valor y amor propio... de ahí las adicciones...

Y tu... ¿a que... a quién eres adicto?
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El encuentro de carnes, 
de sabores, 
de sustancias dulces 
o saladas, 
fundidas las suaves pieles, 
los blancos marfiles, 
que avivan y desentrañan 
el motivo de mis aceleradas pulsaciones.
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Lo ves, no posees nada...

Pasa que un día nublado al despertar esa felicidad que sentías se ha ido, con la ilusión de aquello que creías tuyo.. 

Poseer... carajo!! no posees nada.

Y en una lucha por la supervivencia tendrás que generar consciencia, ese rayito de luz o desapendejador que te haga atar tu felicidad a nada, algo así como una generación espontanea de alegría, que rías a carcajadas por nada, entonces vendrá la libertad, ¿no es sencillo verdad? de ahí que se forjan los guerreros, porque se necesita algo más que ser conscientes... valor.

Luna.
No me ataré a la emoción, 
ni al sentimiento que ahora daña, 
Siento como la rabia me inunda la razón
y como mis vísceras casi estallan,
me digo a mi misma,  
Detente un poco, 
ten calma, 
respira, 
aprieta los nudillos, 
aguanta la respiración, 
luego exhala, 
obsérvate,
observa tus facciones, 
observa tus emociones, 
mantente alerta, 
ahora suelta, suelta…
¿Lo vez, lo sientes?
¡algo mágico ha sucedido! 

Luna.
Aunque éste ausente, 
aunque escriba poco, 
aunque parezca que he olvidado
que ya no hay más expresiones
en papel y tinta o en letras en pantalla,
aunque consideres que ya no te llevo en el alma, 
sonríe, sonríe y confía,
eres parte de mí, 
soy parte de ti, 
el tiempo no se congela, 
la vida es eterna,
sólo cierra los ojos,
tráeme a tu mente
y confía. 

Luna.
Soy honesta cuando digo que me gusta saber la verdad por cruda, por trágica, por hiriente y apaga fuegos que pueda ser, que siempre me he dibujado campos de flores con marcos rosas para evadir las realidades… en fin, lo que haga con el veneno es mi asunto y punto, que a veces me doy de tiros y luego me revivo, eso también es cierto.

Luna.

Es costumbre poner el despertador a las 4:20 a.m. aun sabiendo que estaré en cama 30 o 40 minutos más, suena "Balada para Adelina" en su inagotable esfuerzo por levantarme, abro los ojos y doy una sacudida a mi ánimo adormilado. Con todo lo que se lee en la red y lo poco que veo en la TV no puedo pasar por alto agradecer la bendición de ver un nuevo amanecer, la oportunidad que se me brinda de continuar con el aprendizaje, así como éste deseo de vivir y de no dejar en los bolsillos de un pantalón viejo mi capacidad de asombro, sé que todo depende de la luz con que se mira, de ahí el grado de “claridad”… tan simple que se lee, pero tan complejo resulta el renunciar a llevar una vida tormentosa para una mente ya forjada que pende del exterior, es tarea que requiere tener los pantalones bien fajados de ahí la práctica casi nula para las nuevas generaciones a quienes se les va mostrando (a manera de inconsciencia) que, conmiserarse o autocompadecerse les traerá esas cuantas palmaditas en la espalda, palmaditas de las que penden sus emociones y, si se tiene suerte, una frasecita de “ánimo tu puedes”, “no estás solo”, pero la realidad es que se está solo, la compañía y todo aquello con lo que coincides en el caminar está de paso y no son más que detalles… aun profundizo en el tema en el intento de perder la costumbre de colgarme de otros; dar la apreciación debida a dichos detalles en busca de equilibrio, “ser ajena a ellos como ser individualista, sin perder el regocijo de coincidir en el camino”.

Luna.
Nadie me enseñó a ser feliz. 
Me enseñaron a hablar, a creer, 
a tener fe, a caminar, 
a conducir un auto, 
a escribir; me mostraron que 
somos un cumulo de engranes 
de un sofisticado sistema de supervivencia; 
me mostraron que si no trabajas 
no llevarás una vida cómoda, 
pero,
nadie me mostró a saber utilizar la boca, 
a que no se debe creer en todo, 
a que la fe no es ciega, 
que no todos los caminos llevan a donde deseas, 
que eres necesario, más no indispensable, 
que siempre te sentirás carente 
si no observas lo afortunado que ya eres.

Y creí que la gente era feliz a medida de lo que poseía, 
un auto, una casa, un amor, buenos hijos, solvencia económica, 
até mi felicidad a la falsa creencia de posesión, 
y fui feliz no lo niego, pero sólo por instantes, por días, 
y una vez más experimentaba el miedo a perder a la gente que amaba, 
pendía mi felicidad a situaciones o personas externas. 

Cuando te das cuenta que sin ti continua amaneciendo, 
que sin ti aquellas personas que amas seguirán su paso,
que sufrirán instantes pero continuarán buscando la plenitud, 
se cae la venda de los ojos y observas que justamente funciona a la 
inversa, aun con las pérdidas materiales o personales
la vida sigue y aprendes a vivir sin ellas, 
con un proceso que será tan doloroso como lo prefieras,
realmente todo ha adquirido (a manera personal) un sentido diferente, 
la lucha no es con lo que está fuera de mi, si no con lo que está dentro,
la mente, las emociones, las creencias...
Es entonces mi mente el centro o la base de donde pende el equilibrio.

Luna.

Nos miramos a los ojos de un modo poco común
de manera que traspasamos nuestras pupilas, 
no se detuvo en el color miel de mis ojos, 
ni yo en la forma rasgada de los suyos, 
no observó mi sonrisa coqueta, 
ni yo su fraternidad excesiva, 
nos miramos a los ojos ahogándonos en una bella profundidad,
tal que, aún después de meses continuamos observándolos.

Entiendo que el alma puede ser maravillosamente infinita.

Luna.

lunes, 25 de abril de 2016

Supuse sin bases que la vida me mostraba que jamás debía quedarme con emociones, con ideas, con palabras… tan pronto llegaban a mi mente, eran procesadas de manera visceral y por instinto (casi animal) salían expulsadas como ráfagas centrifugas, como ideas que ni siquiera contemplaban el trayecto de un sano proceso; el bla, bla, bla vomitado por mi boca sin sentido aparente y a la par de ser arrojadas buscaba un absurdo justificante que me salvara del etiquetado “infantilismo”… paradójicamente encadenada al “me libero de lo que siento” he vivido de manera intensa, torpe y agotadora la desconexión de mi boca al razonamiento, una aparente “liberación emocional” que sólo jacta mi falta de carácter y dominio mental. 

Todo esto lo entendí mientras leía una frase que se ha quedado bailando en el pensamiento “falta de desarrollo de la inteligencia” vaya manera pulcra, por no llamarlo torpe, y se fue la ceguera, aquella frase me había mostrado lo que en años no había sido comprensible a mi raciocinio, ¿por ego?, ¿por vanidad? o ¿por un ilógico sentido de supervivencia?... en fin, ahora me queda claro aquello de que “cuando el alumno está listo, el maestro aparece”.

Luna.

Eran las palabras correctas, pero no era el momento adecuado
o...

¿Era el momento adecuado, pero no eran las palabras correctas?

Me repetí decenas de veces...
Piensa,
piensa y
piensa una vez más... antes de hablar...
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No es el vecino,
ni el mundo,
ni la tormenta,
ni los problemas,
no es la guerra,
ni las calamidades,
ni las hambrunas,
ni las lágrimas,
no es aquel que agrede,
ni el que transgrede,
no es lo que se habla,
ni lo que se calla,
ni lo que daña,
o lo que halaga.
Eres tu,
tu mente,
tus acciones,
tus palabras,
tus decisiones.

Luna.
Pueden silenciar la boca, 
más no la mente, 
puede la mente intentar aturdirme 
y el ser escuchará mientras se viste de serenidad
pues en la serenidad se encuentra la llave que libera.
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Hoy decido observar lo que otras veces he ignorado,
en el suelo, en el cielo o de lado.
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¿Quién se atreve a creer en algo que no se ve a diario, en lo casi inusual, en lo que está ahí, sí... justo frente a ti, frente a mi, lo que escasos observan?, 
¿Quién se atreve a sentir lo que se da por echo como el mismo viento, como el agua, como el calor, como la lluvia?
¿Quién se atreve a dejar de simular que se tiene y que se posee esto y aquello? 
¿Quién se atreve a romper con lo que daña, con lo que duele, con lo que castiga y somete, a quitarle poder al pasado, al futuro... a lo programado?
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Todos los días esta presente en mi corazón, 
se mueve, se activa, 
me motiva, 
me da fuerza, 
mi encuentro con la luz y la sombra...

Y seca las lágrimas 
y genera sonrisas, 
y me arranca suspiros, 
y me hace danzar,
y brincar, 
y soñar,
e ir dichosa al encuentro de la verdad.
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Se cosecha lo que siembras. 

Un jardín universal de flores 
se ha posado sobre mis pupilas,
su olor baña mis fosas nasales, 
y pintoresco se viste el paraíso; 
la suave brisa "música de fondo"
hace danzar millones de pétalos
maravillas de un mural vivo
de un gran artista que hoy reconozco.

Luna.
A estas alturas del camino he comenzado a cuestionarme si tengo problemas de adaptación social o trastorno de identidad, me he observado dialogando con quien comúnmente me entiendo a la perfección, el alter-ego que tiñe mi espejo… el negro que me pinta de colores, el ácido que le da sabor al día, el que habla cuando yo cayo y el que enmudece cuando yo no paro de parlotear, mi mano izquierda, la sonrisa pícara cuando todo es tranquilidad, la ira que suprimo para no ser impertinente o la alegría que baña mis ojos cuando no hay explicación aparente.

Luna.
Vivimos en una generación de una especie extraña de libertad, comer ha dejado de ser un sublime rito sustituido por la rápida ingesta de cualquier tontería, comemos sin saber, sin sentir, sin advertir, atados al tiempo que siempre es poco y nos empuja deprisa por la vida, vivimos en el tiempo donde los padres dejaron de decidir por los hijos y los hijos eligen 22 tropiezos continuos con sus respectivos raspones, moretones y heridas en el alma, estamos en la era de los apegos emocionales y materiales, en el que vales por lo que tienes y por quienes te codean; vivimos en una época donde dejamos la aventura de lanzarnos al vacío con paracaídas por temor que al tirar la cuerda éste no abra y nos quedamos en el rincón, sofocados, con la poca realidad que es capaz de entrar por nuestra mirada, ahí en ese rincón creando moho el alma y nos quejamos de no tener opciones cuando no somos capaces siquiera de virar hacia un costado, somos la generación del conformismo y el pesimismo, siempre en espera de que un ser superior venga y ponga remedio a nuestras malas elecciones, ¡somos incapaces! tenemos la conciencia mutada y el corazón cercenado por gusto propio, porque nos encanta sufrir, estamos tan acostumbrados a vivir en un gigantesco mundo donde hay tanto por descubrir pero nos cortamos las alas, por miedo, por miedo a vivir. Tenemos la libertad, pero la escupimos. Vivimos en una generación que irónicamente exige libertad, pero se niega a aceptarla.

Luna.
Injertos de piel, necesitando de otras pieles para seguir viviendo,
Almas extirpadas necesitando motivos para no degradarnos en la nada,
seres dependientes de ser necesitados, ser amados, ser valorados,
seres "pensantes"... seres limitadamente pensantes...
Injertos pensantes.

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Puedes insistir 32 otoños,
365 lunas, 
24 millones de latidos, 
4 citas en domingo para beber café,
3 estaciones de tu vida, 
unos miles de suspiros, 
puedes insistir y persistir
hoy con sus centenares de ayeres; 
puedes insistir si tu instinto lo dicta, 
puedes quedarte si tu corazón no es ciego, 
pero deja la insistencia de lado
si no es más lo que has reído que lo que has llorado.

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Cuando limpio y retiro las marañas de esta mente empecinada, 
cuando deshago nudos y soplo el polvo, 
encuentro el refugio donde me guardo a ratos, 
donde me voy amarrada al lastre y vuelvo disuelta en el aire. 

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Como la luna que me cubre de noche, me acurruca, me acuna; 
como la luna que se aleja por las mañanas, se aleja, se esconde…
y se va… 
y se va… 
y se va.

Luna.
Yo creo que... 

Amar no son corazones dibujados en una hoja ni tampoco en la pared, 
amar no es el intenso latir de ese órgano llamado corazón, 
amar no es querer, ni pretender, ni soñar, 
amar no son sonrisas, ni lágrimas, ni un estado emocional.
amar a la vida, amarte a ti mismo, amar a una persona es 
darte a ella, entregar todo lo que eres y todo lo que tienes,
es algo mágico en el que al entregarte no te pierdes, 
ni te olvidas, ni te dejas de lado, si no que te encuentras contigo mismo.

Y la única forma de trascender ésta precisamente en el amar.

Luna.
Bajas escaleras o las subes?, 
Vas en empinada o en cuesta elevada?,
tu corazón canta o en silencio llora?, 
pintas tus días de colores o ya estaban matizados?
Se dice que todo lo que ves es un espejo de tu interior, 
se dice que tenemos la capacidad de volar alto
o de ahogarnos en el fango, 
se dice que todo está en el poder que le otorgas a tu mente,
se dice que todo consiste en si le dominas o permites que te domine,
se dice que la fortaleza no está en la dureza, 
si no en la actitud, 
se dice que un minuto dura 60 segundos, 
o una vida, 
se dice que no siempre el dinero lo cambia todo, 
a veces sólo basta una sonrisa.
Se dicen tantas cosas, pero nada vale tanto como lo que te dices tu.

Luna.
Había llegado un punto en el que comprendía que era mayor, un día sufría y a otro sonreía, había aprendido a sobrevivir ya no necesitaba un salvavidas para no ahogarme, si no había nadie a mi alrededor aún así podría seguir viviendo... pero ¿y ellas?, ellas que eran mi todo, aún no estaban listas para nadar.

Luna.
Llevo marcas en los pulmones de cada una de las inhalaciones, 
en el hígado y los riñones de aquellas copas que no quise detener,
marcas en la piel de personas, de vidas, de momentos y estaciones, 
marcas en los labios de palabras expulsadas y algunas otras reprimidas, 
marcas en los ojos de alegrías, de insomnios, de lagrimas esparcidas,
y marcas en el alma de dulces bienvenidas y amargas despedidas.

Luna.
Deducciones del encanto por la poesía. 

Yo… hipersensible, 
soñadora, 
tejedora de quimeras, 
una adicta a mundos alternos, 
la fuga perfecta de la realidad que preside,
transgresora de tiempos, 
de razones, 

Yo… oportunista de las letras, 
sepulturera, 
estoica ante aquello que me disgusta. 
"Las letras"... mi vendoleta cegadora ante los infortunios.

Yo… manipuladora, 
ventajosa de cada párrafo 
provocando con la rima y la poesía 
o las palabras al azar éstas alas endemoniadas 
o espirituales 
o virtuosas 
o cualesquiera, da igual.

Luna.
Encontré mi roto...
llegó a descocerme aún más, 
o a hilar mis fracturas, 
o menguar mis llanuras con sus cavidades; 
y es perfecto cualquiera que fuese el resultado.

Luna.
Sigo contando números, 
sucesos, 
días, 
tragedias, 
alegrías, 
sonrisas, 
lagrimas, 
locuras, 
agujeros negros que se tragaron algunas memorias, 
amores, 
suspiros, 
helados y capuchinos, 
besos y lenguas, 
caricias, 
insomnios, 
impresiones, 
desilusiones, 
llamas, 
sofocaciones...
y aquí sigo...

Luna.
Mis ojos comienzan a ver menos y observar más, 
siento el nirvana, le percibo en cada amanecer, 
ahora todo se torna menos ruidoso.

Ella usaba botas, 
en un mundo de zapatillas,
e iba a las fiestas y no bebía, 
por las noches cuando conducía 
detenía el coche para ver las estrellas, 
y suspiraba por el amor, 
por las canciones, 
por lo bella que era la noche, 
y cantaba mientras trabajaba, 
mientras cocinaba, 
mientras advertía como pasaba la vida.

Luna.
Jamás te defraudes a ti, evitando defraudar a los demás...
El amor propio es la mejor arma ante las adversidades.
Es verdad, puedo andar sola por la vida, 
porque justamente sola he llegado a ella,
puedo ir a la cama cerrar los ojos y dormir,
puedo levantarme temprano agradecer el nuevo día
e irme a trabajar, puedo leer, cantar y saltar, 
irme a casa y cocinar un poco de pasta y sentarme a la barra 
mientras planeo como administrar la quincena, 
puedo plantar un árbol frutal en la jardinera 
y puedo pasar horas admirándole al crecer,
desvelarme está noche mientras escribo un par de líneas, 
y pensar en aquella mujer que manejaba de prisa, 
recostarme en el pasto mientras observo las nubes,
puedo emprender un viaje sola, comenzar mis ahorros,
ir al cine, comer un helado, puedo brincar en un solo pie, 
puedo recostarme en el sofá mientras veo alguna película,
y planear como será mi próximo fin de semana.
La vida me ha mostrado de una manera dura que no son buenos los apegos, 
y me ha remarcado constantemente “has llegado sin compañía”, 
en fin, puedo hacer infinidad de cosas sola… sola,
porque la soledad a veces es buena, 
paladeo cada instante y disfruto serena y sola
pero definitivamente, esos instantes me saben exquisito en su compañía.

Luna.
Hubo días oscuros.. y por supuesto que no era sencillo, hubo días fríos y tempestuosos, así como días en que la bruma de los acontecimientos sofocaban mi respiro y el sol parecía ocultarse entre los montes... Pero era su sonrisa capaz de extraer las bondades de cualquier temporal.

Luna.
Puse los ojos en quien no debía, 
ahora mi alma se desgaja a pedazos, 
a veces salto, 
a veces caigo, 
a veces casi piso el fango, 
y brotan lunas negras de mi corazón 
que enlutan las sonrisas, 
y me lanzo del peñasco sin paracaídas
porque confío en que el amor a de salvarme, 
¿será el amor entonces quien dote mi ser de alas?
He desafiado las leyes del hombre, 
he desafiado las leyes de Dios, 
y que hago entonces conmiserando mi duelo, 
si mañana estaré danzando sones de pasión
volveré a pintar mis pálidos muros de color, 
y después de nuevo a llorar mi dolor.

Luna.
Es justo ahí donde se tejen mis mundos perfectos, donde al alcance de un cerrar de ojos perecen dinastías y se aniquilan los desequilibrios, donde los locos son comunes y los comunes... simples mortales, es ahí donde los sabores son sólo salados y dulces porque se desvanecen los ácidos y los amargos, es ahí donde cientos de matices tiñen los suspiros y anhelos y sobrados son los arcoiris de inhalaciones donde las escalas de grises guardan un tercer plano... es ahí, justo al cerrar mis ojos donde mundos comienzan a construirse.

Luna.
Me han preguntado quién jodidos soy, 
no por evitar la duda, sino, más bien sólo por escribir
que los días nublados llegan con esa invitación 
y aun así no me guardo un As bajo la manga.

Aun no he aprendido a ser mecánica, 
y por largos episodios vivo ausente 
colgada a un mundo para la mayoría inexistente, 
y diré que es tan poco lo que me describe 
que las letras son insuficientes.

Soy tormenta en plena selva, 
huracán y árido desierto, 
soy carcajada en medio de una seria exposición. 

Lo bastante absurda, lo bastante fantasiosa, 
pero nadie lo nota (me he vuelto experta en fingirme cuerda), 
soy una dulce niña, adolescente traviesa y una adulta huraña.
con una mente incoherente que, ilógicamente, exige lógica.

No me gusta el tabaco y el alcohol me ha fastidiado,
me fascina escribir y soy fatalmente analítica (aun estando ausente),
la música tiene la capacidad de narcotizarme, 
así como la actividad física, 
me fascina el sexo, pero no me impone.

Me gusta tocar, oler, observar, soy malísima para escuchar, 
me gusta cantar (aunque a decir verdad, lo hago fatal)
amo la poesía y nadar, 
sentir la brisa matutina que se cuela por las ventanas del auto.

Hablo mucho y río casi de todo, parloteo conmigo misma, 
o con quien tenga a bien invitar mi divertida mente. 
Soy caprichosa, voluble, mañosa, constante, aferrada e impaciente,
no se esperar, no conozco la calma, no me agrada la soledad.

Soy loba y a veces presa; dócil, pero también rebelde,
soy agradecida aunque pocas veces lo manifiesto con palabras,
en esos lares soy más de acciones, 
sin religión, autónoma, rara vez protestante.

Soy lo que la vida me ha obsequiado conducida por un corazón honesto, una mente impetuosa y altamente delirante.

Luna
Me gustan las sonrisas pues estás tienen la capacidad de endulzar aunque sea un poco el trago más amargo.

Luna.
Es mi boca estampilla del nacimiento y muerte de tus besos, 
de los encuentros fortuitos de danzas que no volverán, 
de la novedad que expira a los pocos segundos, 
porque nunca habrá uno igual a otro. 

Son tus benditos besos los que embriagan mi alma 
y alborotan mis sentidos; 
tus besos gloriosos e irrepetibles, 
y alabados sean que como desfile inédito 
ondean por la curvatura de mis labios, 
los besos nuestros que consagran más 
que una pasión desenfundada, 
que nacen del amor de dos almas enamoradas 
y mueren plácidamente entre lánguidos suspiros.

Luna.
A veces la vida también me causa un poco de miedo… justo ahora he comenzado a doblar impaciente la puntilla de las mangas de mi suéter, como si en cada dobles quedará atorada un poco de la angustia que ahora siento, es verdad, he dicho más de una centena de veces que la vida es bella y que se necesita caminar de frente como un guerrero (pero creo que hasta ellos han sentido un poco de miedo y no, no lo digo como pretexto), hoy antes de salir de casa he tomado mi sonrisa de escudo y mi silencio de armadura, pero a pesar de ello lo sigo sintiendo, no sé qué vendrá, no sé lo que me espera y tengo miedo, pero tampoco puedo negarlo ¡me gusta!, porque aunado a la inquietud llega la euforia y me recuerda lo bien que se siente no creerse tan poderosa, manifiesta lo diminuta que soy ante un gigantesco universo, un pequeño milagro aunado a millones más que, cuales guerreros salimos al campo de batalla cargando nuestros miedos, nuestras angustias, nuestros silencios.

Luna.
El amor no duele, duele lo que hacemos en su nombre,
el amor no ata, lo que ata es la inseguridad y el egoísmo,
el amor no miente, mienten las bocas que carecen de valor,
y del amor se dicen tantas cosas, pero casi nada es real, 
hasta que no lo vivas, experimentes y te sumerjas en el
entenderás que el amor carece de rostros, de egoísmos y caprichos, 
el amor, es un sentimiento que resalta la esencia de una persona
sus “virtudes y defectos” y, propiamente te vuelve inmune ante las etiquetas.

Amar es una sonrisa que se dibuja en el alma cuando te miras en los ojos de otros,
es sentir una viva llama en el alma, vivir un calor ardiente que no quema, 
y pensar que hay tantos que nacen, andan por la vida y mueren sin apreciar el amor. 

El amor no pregona las penurias y el vacío, no hace extensivo el lamento, 
no suplica ser saciado, el amor sacia y se obsequia se desprende al todo,
el amor es algo que habita en ti y se proyecta en los demás, 
si no ves el amor en los demás es porque lo estás reprimiendo dentro de ti.

Tu no eres ese(a) que ves frente a un espejo, 
tú eres lo que observas en quienes te rodean.

Luna.
A lo largo de la vida se tiene la fortuna de conocer a gente que te prepara para todo lo mágico que te espera a lo largo del caminar, gente llena de luz y amor o de oscuridad y rencor, pero gente que a final de cuentas termina por obsequiarte las herramientas necesarias para el crecimiento que te ha de catapultar triunfante al final del camino.

En mi caso, hubo personas que me enseñaron a poder comunicarme por medio de la voz, a caminar, a relacionarme con los demás, gente que me enseño a confiar y algunas otras a desconfiar; a discernir entre la luz y la oscuridad, sabiendo que siempre habrá males necesarios, así que aprendí que el dolor también es preciso. Jamás he pensado que la vida me ha dado suficiente, ni que yo me he desprendido para ella de lo necesario, hay más de mí para ella y de ella para mí, lo sé con seguridad porque siempre viene algo que me deja asombrada. Para el final de éste hermoso caminar, la vida me ha mostrado a través de un hombre lo glorioso de las bondades del amor, de un amor que se da sin reserva, sin espera de algo de vuelta, de un amor que otorga confianza y libertad, que te hace entender a través de la rigidez pero que, curiosamente genera a la vez cierto grado de seguridad.

El día que le conocí, lo viví, lo disfruté y me colmé de él, fue un domingo que nos sorprendió después de una bella vigilia en que nos concedimos abrir nuestros corazones, esa bendita noche donde fuimos dos locos errantes que sin saber absolutamente nada el uno del otro nos confiamos el alma; desde entonces llevo conmigo su voz serena y firme, la mágica sonrisa que me estremece como nada; los besos que he sentido casi, casi, que me tocan, esos mismos que quedaron en el aire o en algún hilo de la inmensa red; las decenas de ocasiones en que durante la fría noche me he abrazado a mí misma pensando que es él quien me arrulla en la calidez de su infinito pecho; llevo los instantes que no han llegado y que quizás jamás llegarán pero que dentro de mi ser ya les he vivido, como la impresión de él al mirarme por primera vez mientras yo tímidamente le he sonreído, las comidas en aquella fondita de la que tanto me ha hablado y las carcajadas que brotan sin titubeos asustando a uno que otro comensal, ese abrazo proclamado de mis diminutas y delgadas manos apretujando esa barriga en la que me he imaginado recostar; los atardeceres que llegan a vestir de gala el cielo y que hemos observado impresionados desde el balcón de su apartamento, las carreras maratónicas a 50 kilómetros por hora en ese bellísimo rayo y sus caricias, sus palabras, sus locuras y ocurrencias, su bondad y paciencia. Me llevo para el camino una centena de besos y su abrazo “cura todo”, así como las interminables aventuras, desvelos y aprietos en los que nos metimos al ir al encuentro tangible de nuestros sueños. 

Le he pedido a Dios por ese hombre para que siga manteniéndole con esa entereza que obsequia a quienes hemos tenido la fortuna de conocerle, es un gigantesco pilar que nos hace fuertes, aun cuando sé que en el fondo no es más que un niño (como yo) cargado de miedos, pero que aniquila con la Fe de que “siempre viene algo mejor”... eso mejor que ahora mismo se está manifestando en su ser y el mío. 

Para ti hombre que lees estas escuetas líneas pero que para mí son un pequeño reconocimiento a la hermosa luz que eres, te manifiesto que si algún día sientes frío, cierres tus ojos un par de minutos, prometo que estarán de nuevo mis diminutas manos brindándote todo el amor y calidez que brotan desde mi ser… 

Siempre de ti.
Hay tantas fortunas en el existir, observa, escucha… ¡y disfruta!
Yo por ejemplo, amo las locuras del viento, del tiempo, del vivir.
amo la confianza con la que un niño toma la mano del adulto, 
y su curiosidad imparable ante las nimiedades.
Amo lo perenne del momento, recordar continuamente que nada es eterno;
la fragilidad de las emociones que habitan en una mujer, 
amo cuando el hombre la mira a los ojos y dice todo lo que ha callado su boca. 
Amo las bondades del humano que yacen ocultas esperando escapar, 
amo mirar a una persona suspirar, sonreír y silbar, 
pero asimismo, amo poder mirar en algunos ojos desesperanza, 
me hace valorar el centavo en el bolsillo, la taza de café por la mañana, 
la sonrisa de los niños, el sol que de nuevo a salido a iluminar, 
amo los momentos adversos, aun cuando es su momento me han hecho desvariar,
porque ellos han enaltecido los instantes buenos, 
amo que las cosas no resulten como lo esperaba, pues me ha obsequiado perseverancia, 
amo que la vida me haya hecho una mujer de pocas palabras y de muchas letras,
y que ser observativa me haya mostrado más que cualquier moral o religión, 
que a pesar de los contras yo siga considerando que el humano es en esencia bueno.
amo las cadenas que me hacen apreciar la libertad sin exceso, 
y amo cada uno de los miles de corazones que he visto encendidos a lo largo del proceso.

Luna.
¿Qué porque soy tan arrojada? Que vivo la vida muy a prisa, que soy muy ansiosa, que no se esperar bla bla bla, la vida corre, pasa, no me espera, le he tocado por la espalda, sé que me escucha pero no ha parado, ella sigue y yo (como todos, o mejor dicho como la mayoría) vivo en una bella incertidumbre del no saber si moriré hoy, si moriré mañana, entonces (a juicio personal) es obvio que si tengo un lío con las personas que amo haga hasta lo imposible por solucionarlo a la brevedad y sí, soy imprudente, eso está más que claro.

Luna.
Que debía vivir con límites de lo contrario podía terminar arrojándome del peñasco más elevado, vengo escuchando esa frase desde pequeña, que dejará quieta esa parte, “eso no se toca” (pero a mí me gusta), que no debes juntarte con esos tipejos (si son los únicos que me entienden), que no debes faltar al respeto a tus mayores (pero ellos faltan al mío), “porque me mientes” (porque me das miedo), no pruebes el alcohol porque es veneno (cuando a mi me había encantado), y un “no corras”, “no grites”, “para de saltar”, “deja de llorar” (y até mis pies y manos con los grilletes que me obsequiaron) 
no debes andar con más de uno (estoy experimentando), no tengas sexo hasta que te cases (estoy jodida), no te permitas caer (y como hago si me agoto)

Y los años pasaron, y mis alas se entumieron.

En diversos lapsos de la vida he pretendido arrancar las cadenas, liberarme de los perjuicios, dejar de besar los grilletes, la vida es corta para vivir arrodillada ante un temor que me impide llegar a la cúspide, siempre caprichosa voy en busca de lo que deseo, me aferro hasta quedar sin aliento, hago lo que quiero y mi limitante es tan sólo uno (ir siempre adelante sin joder a nadie), me gusta probar, me gusta sentir, experimentar, tener miedo y vencerlo. Soy una mujer que dejó de acostumbrarse a las tibieces, que vive la vida con intensidad en cuanto a emociones. Por ende tengo a bien liberar a todo aquel que se sienta afectado por mi peculiar manera de hacer, o que no puedan dejar de atormentarse porque su amor y su instinto de protección les ordena atarme. 

¡No teman!, que si mañana me voy de este pleno por intensa, me voy libre, me voy satisfecha, me voy en paz conmigo misma por siempre ir a favor de mis ideales y con una sonrisa de oreja a oreja. 

Luna.
Debajo del antifaz yacían mis miedos y traumas, 
y los fantasmas que danzando cuidaban de la 
niña que se escondía para no salir lastimada, 
por encima de la mascara 
la adulta, 
la fuerte, 
la invensible.

Luna.

Mi lista de “Quieros”

Quiero mirar tu sonrisa (La echo de menos)

Quiero volver a caminar por las banquetas viejas del centro mientras la lluvia desliza por nuestros cuerpos (quizás visitar esa taquería donde comí aquella cantidad que dudaste me terminaría)

Quiero una nieve de moras (en copa transparente, porque la vista enamora)

Quiero pasar un viernes más tirada en la cama de tu departamento (Mirando por la ventana la noche estrellada o nublada, con esa luna que a tu lado se ve más resplandeciente)

Quiero un beso tuyo de esos que me dejan volando.

Quiero trotar 30 minutos en la elíptica pero contigo a un costado.

Quiero un “Te amo” que salga de tus labios a mi oído apenas murmurado.

Quiero que mientras conducimos creas que sigo detrás y llegar 5 minutos después de ti y aventar la mochila mientras te digo “qué bueno eres para esperar, pudo pasarme algo” y querer golpearte porque tu no paras de reír.

Quiero de esos días que amanecen nublados, esos que dicen que no son tan “buenos” de esos que a pesar de ser grises disfruto sabiéndote mi cómplice, porque tengo la seguridad que soplaremos juntos los nubarrones para permitir que de nuevo el sol nos ilumine.

Quiero renegar porque se ponchó un neumático en medio de la lluvia, mientras te bajas a cambiarla y ayudo quedar empapados.

Aunque ahora contigo tan lejos cambiaría todo esto por un abrazo y si puedes y si gustas un poco de más vida tomada de tu mano, pero sólo un poco, sólo hasta que se me arrugue la piel y los cabellos se me vistan de años, hasta que me quede chimuela y no pueda comer más que licuados.

Luna.