Perdón por no pensar dos veces antes de hablar,
por permitir que las emociones me rebasen,
porque al parecer nada me han enseñado los años,
ni los golpes, ni las heridas, ni los malos tiempos,
perdón por éste carácter que lo traigo bien enraizado,
perdón por seguir aquí, cuando debería de estar allá,
por aun no tomar el valor para emprender el vuelo,
es que sabes… siempre me ha costado bastante decir adiós
soltar mis sueños aún sabiendo que su concreción es poco probable.

Y así mismo, me perdono por soñar y anhelar lo que jamás será mío,
por llegar pasados los otoños, por tener un espíritu que no se detiene,
por tener una boca que no calla, por tener el corazón más pequeño
que las adversidades, me perdono por seguir aquí, por no poder partir,
por escribir esto que tal vez no debiese escribir, por las horas de insomnio,
por las horas en que mi mente viaja de manera ingobernable al ayer,
me perdono porque sé que mi camino inicia hoy,
que sólo necesito un día más de vida para recobrar poco a poco el ánimo,
porque sé que la vida tan sólo me está preparando,
que mis alas van poco a poco madurando,
me perdono por todas y cada una de las caídas…
o por querer algunas veces buscar una pronta salida.

Luna.