No sé realmente como sucedió, pero comencé a soltarlo…
como se suelta, se libera, se desata lo que realmente se ama.
Decisión que quizás también sopesó por la manera
en que la vida se me ha manifestado “compleja y ruda”
y con ello va formando mi alma como se forjan los guerreros…
Ha habido noches, noches donde mis lagrimales irritados
no pueden brotar una gota más y noches que, por el contrario,
me visita una paz que susurra “todo estará bien”;
soy de naturaleza confiada, entusiasta y esmerada,
pero también aferrada, caprichosa e imperante,
situaciones que me ponen a saltar de una emoción a otra
soy para aquel que se acerca a mí una inyección exasperante,
dosis milimétricas que poco a poco llevan a la locura,
y luego la confusión de estar ante una mujer que lo tiene todo,
pero lamentablemente también le incluye un don “detonante”
capaz de sacudir la ciudad que se jacte de la más estable,
por ello es fácil enamorarse de alguien como yo, pero también
es bastante probable que en los trayectos adversos quieran desertar,
-leer ésta parte me ha provocado sonreír “sarcásticamente”,
soy una enferma emocional en proceso de cura-,
me he observado a mí misma rediseñando, reestructurando y cimentando
el sitio donde se ha de construir el hogar para mi cuerpo y alma,
el resguardo, protección y amor propio que aún me hacen falta,
estoy mudando de piel, de conductas y hábitos,
sé con seguridad que poco a poco sanaran las yagas del pasado
y quizás… quizás cuando esto suceda vuelva aquí para darte lo mejor de mí.
Luna.
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