Y después de tantas lunas y tantos soles descubrí que era tanta mi preocupación por encontrarme... que me perdí en el camino...

Y tu.. ¿Ya me has encontrado?



lunes, 25 de abril de 2016

Vivimos en una generación de una especie extraña de libertad, comer ha dejado de ser un sublime rito sustituido por la rápida ingesta de cualquier tontería, comemos sin saber, sin sentir, sin advertir, atados al tiempo que siempre es poco y nos empuja deprisa por la vida, vivimos en el tiempo donde los padres dejaron de decidir por los hijos y los hijos eligen 22 tropiezos continuos con sus respectivos raspones, moretones y heridas en el alma, estamos en la era de los apegos emocionales y materiales, en el que vales por lo que tienes y por quienes te codean; vivimos en una época donde dejamos la aventura de lanzarnos al vacío con paracaídas por temor que al tirar la cuerda éste no abra y nos quedamos en el rincón, sofocados, con la poca realidad que es capaz de entrar por nuestra mirada, ahí en ese rincón creando moho el alma y nos quejamos de no tener opciones cuando no somos capaces siquiera de virar hacia un costado, somos la generación del conformismo y el pesimismo, siempre en espera de que un ser superior venga y ponga remedio a nuestras malas elecciones, ¡somos incapaces! tenemos la conciencia mutada y el corazón cercenado por gusto propio, porque nos encanta sufrir, estamos tan acostumbrados a vivir en un gigantesco mundo donde hay tanto por descubrir pero nos cortamos las alas, por miedo, por miedo a vivir. Tenemos la libertad, pero la escupimos. Vivimos en una generación que irónicamente exige libertad, pero se niega a aceptarla.

Luna.

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