Es mi boca estampilla del nacimiento y muerte de tus besos,
de los encuentros fortuitos de danzas que no volverán,
de la novedad que expira a los pocos segundos,
porque nunca habrá uno igual a otro.
Son tus benditos besos los que embriagan mi alma
y alborotan mis sentidos;
tus besos gloriosos e irrepetibles,
y alabados sean que como desfile inédito
ondean por la curvatura de mis labios,
los besos nuestros que consagran más
que una pasión desenfundada,
que nacen del amor de dos almas enamoradas
y mueren plácidamente entre lánguidos suspiros.
Luna.
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