Y después de tantas lunas y tantos soles descubrí que era tanta mi preocupación por encontrarme... que me perdí en el camino...

Y tu.. ¿Ya me has encontrado?



martes, 16 de diciembre de 2014

Mi hombre y mi niño…

Experiencia y ternura…
Eres aún al paso de los días ese que provoca
decenas de emociones cuando te siento cerca,
una cascada erizante, las mariposas en el estómago,
mis manos inquietas y sudorosas,
el mismo que me deja ansiosa cuando mis labios besa,
eres ese que mi mente persigue en la ausencia,
mi inspiración y asombro,
el “único” que ha logrado apagar mi mar de temores,
quien provoca las sonrisas en mi soledad fortuita,
eres tantas cosas que pienso,
tantas cosas que escribo
y que pocos entenderán
pero pecando de ególatra
eso me hace sentir orgullosamente especial;
eres la imagen que abraza mi pensamiento antes
de los ojos cerrar y la primera al despertar;
eres ese hombre lleno de cualidades
y uno que otro desacierto
pero a quien amo hasta el último de sus detalles,
eres mis fantasías ya tangentes pero a la décima potencia;
eres en tan poco tiempo mi vida,
mis deseos, mis anhelos
y con quien quiero compartir todo lo que soy
hasta el último día de mi existencia...

Tu Luna.



Memorias afiladas

Entre las copas de los bohemios, de los ebrios, 
de los que intentan anestesiar los efectos colaterales 
de algún duelo en una botella de vino, 
las memorias danzan gustosas como los buitres, 
esperando el momento justo, 
huelen el dolor, y afilan sus largas garras,
huelen nuestra soledad y 
el abismo amenazador donde iremos a parar.



Épocas decembrinas

Pinches días nostálgicos, 
apáticos y fríos, 
lo dice a menudo el Greench que habita en mí,
y qué más da si es diciembre, semana santa,
o de pascua,
si los días huelen, saben y se sienten
jodidamente a la ausencia de ti…



¿Podrá llamarse amor?

¿Podrá llamarse amor aun si su envoltura es obsesiva,
si su sabor es de mieles con partículas de hieles?
¿Si trae consigo ese ímpetu por continuar aun sabiendo 
que a cada paso que das estas entrando al cielo
o al abismo infernal?

Porque es una locura esto que por ti siento,
demencia, algo que raya la línea del pecado
amarte por sobre la vida mía,
amarte por sobre todas las cosas,
olerte en el aire que respiro, 
sentirte en cada fibra de mi ser,
ser en ti, por sobre de ti, por debajo de ti, 
tú en mí, yo en ti, siendo uno, siendo el todo,
creer que después de tu amor ya no hay más;
mi mente ha vagado por agujeros negros
y galaxias lejanas, mis sentidos se pierden 
de pensarte lejos de mis labios,
o fuera de mis brazos.

¿Podrá llamarse amor aun con esta envoltura obsesiva?
o ¿cómo podré justificar esta locura mía?,
estas ganas de tenerte a tres centímetros de mi piel
de rasgarte las prendas y abalanzarme contra ti,
de robarte el aliento con la humedad de mi boca 
de perderme en el delirio de las caricias tuyas
esta locura mía que me hace ver limpio hasta lo impúdico,
que la perversidad se ha vuelto tan exquisita
que me pierdo en las sendas de los orgasmos perpetuos,
y santifico tu piel y bendigo tus labios y alabo tu hombría.

Dime ¿podrá llamarse amor a este sentimiento con envoltura obsesiva?

Luna.



Vuela

Cerramos nuestras bocas con besos, 
y nuestros ojos se abren a los sueños, 
donde nuestras manos forjan sus cimientos,
somos aves de fuego amándose en un mundo incierto,
somos el alma viva en la mirada y en la palabra;
refugio, hoguera cálida, estación de viaje, 
somos épocas disímiles que se entrelazan suavemente.

Somos tatuaje en cada palpitar del corazón, 
suspiros diseñados para ser libres, 
amores eternos que no necesitan cadenas,
ni lazos, ni nudos, somos amores de libre albedrío;
he mirado en tus ojos la figura del amor, 
la he sentido entre tus manos,
la he bebido de tus labios y
el tiempo me ha mostrado su existencia, 
en inviernos, en desiertos, en tempestades
donde el amor ha serenado, 
ha saciado y abrigado nuestras almas.

Somos sonrisa, somos melancolía, 
lluvia, fuego y explosiones que 
en uno y en otro encuentran armonía;
somos noches y días sin tiempo, 
aquello que ni siquiera pensé que existía,
el amor en total expresión, 
que danza y canta en mi corazón, 
te veo, te siento, te reconozco, 
ahora sé que el amor trae paz, 
te amo con todo lo que eres
mi ave de vuelo, mi alma viajera, 
te obsequio mis alas para que nunca dejes de volar,
vuela… vuela… vuela…



jueves, 4 de diciembre de 2014

Cartas de dos amores

Mujer, 
(quisiera decir “mi mujer”, ahora entiendo que jamás fuiste mía)

Todo mundo dice que lo que importa es la honestidad
pero a mi tu honestidad no me sirve en absoluto, 
el que digas las cosas como las sientes o piensas, 
no me devuelve tu presencia, ni esos instantes que se van
sin ti, sin nosotros; no me devuelve el regazo de tus brazos
y la inmensidad de tu pecho donde posaba mis complejos días.

Tenías razón sobre “el duelo”, creí que amándote tanto como te 
amaba jamás podría odiarte, pero ahora no se si te odio o te amo
o ambas cosas, mis noches en vela se ven gobernadas por tu 
fantasmagórica imagen que viene a mí algunas veces seduciendo, 
otras sólo para recordarme que ya no estás, que ya no estamos y que
difícilmente volveremos a estar, entonces te maldigo con arrebato
hasta que quedo sin aliento y de poco a poco comienzo otra vez a bendecirte.

Es tan doloroso, tan confuso, tan temible esto que siento, 
temo tenerte cerca, me aterra tenerte lejos, quiero abrazarte, 
e inmediatamente alejarte; necesito olvidarte, suprimirte de mi
mente; dueles, dueles… pero no quiero olvidarte, quiero llevarte
siempre en mis memorias, como esa chica que me enloquecía, 
que me hacía perder la cordura para bien y a veces para mal, 
siempre tuviste el poder de desequilibrar mis días, o por el contrario
hacerlos entrar en armonía, eras esa clase de mujeres que 
dejan huella, jamás has necesitado de alguien que te guíe.
Jamás necesitaste de mí, tal vez ese es el punto inicial y final.

Mi querido compañero de camino:

Leí tus letras, admito que han provocado un hondo penar, 
lamento en el alma que ambos pasemos por una situación tal, 
quisiera que pasara la agonía de estos tiempos y que los hermosos
recuerdos minimizaran la cólera que circula por tus venas, 
y aunque yo saldría beneficiada de ello, créeme, no lo hago por eso,
sino porque siento que es lo más justo para ti, 
si pudiese borraría todas las huellas que he dejado en tu mente 
y en tu piel, extinguiría hasta el más mínimo de los recuerdos, 
sé que de poco sirven mis lamentaciones y el que te confiese 
que también la he pasado mal, duermo poco, y el apetito se me va,
siento haber tardado tanto en mostrarte mi verdadero rostro, 
siento tanto haber matado este amor de poco a poco,
pero de nada vale que lo sienta, que me revuelque entre el dolor 
y entre sollozos, las cosas están hechas, el dolor provocado.

Si la vida fuera justa, multiplicaría ahora mismo mi dolor. 
Sabes, traté siempre de regirme por la honestidad, ser directa,
pero me aterraba llegar a esto, a ahogar nuestras almas, 
no quería verte mal, ahora entiendo que era algo inevitable y 
que mi cobardía sólo prolongo el dolor… sé que puedo 
marcharme, hacer oídos sordos ante tantas palabras hirientes que profesas,
que escupes sobre mi ser, pero te entiendo (aunque digas que no lo hago),
entiendo tu dolor, tu desdicha, tus reproches y resentimientos, 
entiendo que el veneno te carcome y necesariamente necesitas expulsarlo,
bien… aquí me tienes, de frente, siempre de frente, admitiendo mi culpa
y enfrentando cada acción resultante de mis actos y te amo, te amo
de una manera casi ilógica para tu mente, te amo de una manera única,
te amo libremente, sin ataduras, sin reservas, sin cuestionamientos,  
enteramente, sin altibajos, siempre más y más… y te amaré a cada uno 
de mis respiros, algún día entenderás que esté amor era puro, pero complejo
para los que piensan como tú, los que pensamos o creemos en el amor libre
una sola cosa nos depara, la soledad, la inhóspita soledad para la cual ya 
he reservado mi lugar y preparado mis maletas.

Atte.

La mujer que más te ha amado.



Inmortalidad en tus brazos

Comienzo a perpetuar en las memorias 
de mi alma las veces que he muerto entre tus besos,
entre tus miradas de “te amo más que a nada en el mundo”, 
entre tus dedos inquietos y tus besos traviesos, 
entre esas caricias que me hacen tocar el cielo,
cerrar los ojos y entregarme muerta a tus deseos consumados,
para que después  sea el calor de tu cuerpo agitado 
el que me resucite lentamente,
de esas incontables veces en que agonizo, agonizo 
en dejar la mortalidad una y otra vez entre brazos.

Luna





Dos, tres, cinco, veinte

¿Cuántas veces he muerto en sus labios,
enredada entre sus brazos, 
desvanecida entre gemidos y suspiros?
¿Cuántas veces he tocado el cielo
entre las pieles y  el olor exquisito 
de sus cabellos o su lengua traviesa?
Dos, tres, cinco, veinte,
¿Cuántos segundos he perdido la vida 
para resucitar una y otra vez entre los orgasmos, 
con la respiración agitada y las pieles destiladas?
¿Cuántas veces he ascendido al cielo
con sus dedos haciéndome delirar 
con sus manos que me elevan,
me drogan y hacen alucinar, 
con sus besos esparcidos por mis pechos,
mis caderas, mi ombligo y entrepierna?
Dos, tres, cinco, veinte… decenas de veces.

Luna






Si pudiera

Si pudiera dar todo cuanto poseo porque jamás
derramases una sola de tus lágrimas lo haría sin dudar,
si pudiera evitar cualquier tipo de dolor pondría 
mi corazón de escudo antes de que un tiro te tocase,
si pudiera haría correr el tiempo para mostrarte 
lo leales que son las palabras que te he susurrado al oído,
iría contra corriente, contra viento y marea si necesario fuese,
cada vez que me reflejo en tus ojos… reafirmo que te amo,
cuando estrechas mis manos los temores se disipan,
y si vamos caminando mientras me tomas de la cintura 
o detienes mi paso para robarme un beso en medio de la multitud
el mundo se disuelve y somos sólo tú y yo caminando por la vida,
si pudiese detendría el tiempo para vivir una eternidad a tu lado,
haría imperecederas las mañanas y las noches de luna llena, 
te invitaría al balcón mientras lleno el cielo de estrellas, 
si pudiera te mostraría como veo el mundo desde que te encontré
bello, esplendoroso y mágico, y la existencia tan bondadosa 
en su misericordia infinita te trajo aquí, aquí donde puedo sentirte cerca de mí.

Luna




A mi viejito

Tus ojos llenos de historias, 
los dedos cansados de los recuentos, 
tu voz que se comenzaba a agitar cada vez que hablabas, 
tu camino lento, tardío, que jamás agoto el paso,
tu mirada serena, dulce, llena de amor, de ternura
tus palabras que me daban paz y templanza,
tu pañuelo que desenfundaste del bolsillo para secar mis lágrimas, 
el olor de tus prendas a tabaco, al césped, a las semillas, 
tu ánimo, tu apoyo, tu comprensión, tu entereza,
tus palabras de aliento aunque no comulgases con mis acciones, 
el banco de metal siempre en el pasillo, esperando por ti, 
las nenitas de tus ojos a quien cumplías cada uno de sus caprichos, 
y es que éramos TUS nenitas, de quienes no podías ver llanto, 
lloraste cada uno de mis lágrimas, sufriste cada uno de mis errores,
me levantaste del pantano en el que estuve a punto de ahogarme,
me enseñaste con tu palabra el valor real de las cosas, 
llegaste a mi vida a salvarme, eres el ángel que el cielo bajo para cuidarme,
eres el mismo ángel que requirieron y a los cielos tu presencia volviste, 
a menudo recuerdo tu respuesta cuando te  decía “mi viejito”
“viejos los cerros y aun reverdecen” ¿cómo olvidarlo?
mi viejito hermoso, mi padre, mi abuelo, que sin ser de mi sangre
me diste lo que el linaje no pudo darme , tu amor, tu respeto, 
eres aún al paso de los años y en tu ausencia de carne la persona 
que más admiro, mi señor gracias por todo lo que usted me dio,
y en honor a todo lo que fuiste, eres y significas en mi vida
dejo aquí estas humildes letras,  muestras de mi amor y onda fortuna,
y no me despido con un adiós, sino un hasta pronto mi viejito del alma! 

Luna
(En honor a José González Navarro +)



Deseando

Estoy aquí 
deseando platicarte tanto, 
se que mientras lo hiciera
 tu mirarías fijamente a mis ojos,
atento, sereno, entregado.

Estoy deseando besarte los labios,
y deslizar mis dedos sobre tus cabellos,
haciendo eterno el momento,
mientras mi ser se funde con nuestro aliento.

Estoy aquí preparando café para dos,
y despidiendo al sol con nostalgia,
mirando a través de las persianas a los niños correr,
imaginando la calidez de tus abrazos por la espalda. 

Estoy deseando encontrarte entre mi cama,
o en el pasillo que da a la sala,
o en el banco detrás de la barra,
estoy aquí mirando cómo pasa el tiempo
frío, inerte, insípido, incoloro, desmotivante, 
sin ti, sin mí, sin nosotros.




Sin almas, sin animo

Sé que llevas días sin ánimo,
que te levantas de la cama 
sólo porque tienes que hacerlo, 
que tus ganas se quedan entre las sabanas,
esas que dejas siempre sin doblar,
tus ojos se ven cansados, 
ya no hablas, ni sonríes, 
parece que todo te da igual,
has bebido más que nunca y 
el tabaco se ha impregnado en tu piel, 
no comes bien, duermes poco,
u otras veces de más,
que te duele el alma, 
que se muere el deseo,
y mi nombre intentas olvidar, 
si tú supieras que hay días
que esto no me deja caminar, 
que me pesa tu dejo,
que me ahoga tu ánimo,
que si pudiese hacerlo
me pondría en tu lugar,
y evitaría tus lagrimas 
y calmaría tu lamento,
y borraría de tu memoria 
todo lo que a mi te recordase,
más sé que eso es imposible,
ahora el duelo parece eterno
y mientras llega el consuelo
seguirán las almas fuera del cuerpo
y caminando por las calles dos tristes esqueletos.

Luna




De tiempo completo o de breves momentos

Hubo algunos hombres de valor suficiente 
a quienes les compartí mis sonrisas,
mientras otros sólo la besaron, 
de quienes mi pecho fue resguardo
no sólo un pedazo de dermis incendiada, 
esos que despertaron en mi cama 
que no estuvieron sólo de paso, 
a quienes les dedique con esmero mi tiempo,
no sólo fugaces momentos, 
esos que habitaron constantes en mis sueños, 
y no sólo efímeros instantes en el pensamiento.

Luna


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Soy esa mujer cualquiera,

la pesadilla de todas las noches,
tu insomnio y desconsuelo,
a quien miras desde lejos
la que tuviste entre tus brazos, 
de quien gobernaste sus labios,
a quien le desinhibiste los deseos, 
y diste escape a sus instintos más bajos. 

Soy esa mujer cualquiera, 
a quien le fumaste el alma y le recreaste en cada 
humeada, a quien moldeaste con tus 
embravecidas manos,
a quien le relamiste la figura,
y con cada lamida ibas dejando tu fragancia,
cambiaste mi esencia ha ambiciosa 
y mucho más pretenciosa.

Soy esa mujer cualquiera 
que fue niña entre tus pieles, 
a quien le abriste las puertas al mundo de placeres,
me mordiste la sencillez, 
me arrebataste la ingenuidad, 
fui tu obra perfecta,
entre tus labios y tus deseos lascivos.

Soy esa mujer cualquiera 
a la que le arrebataste la inocencia, 
el diseño aterrador que cimbro tus suelos, 
ahora arrogante y altanera 
frustrada y casi siempre con nauseas,
la moldura de un impúdico depredador.

Pero soy esa mujer cualquiera 
que abandonó la inexperiencia, 
que abandonó tus sátiras caricias,
y que escupe hoy tú memoria,
el diseño brutal y aterrador,
soy esa mujer cualquiera
que ha de acompañarte 
al final de los tiempos 
hasta las puertas del mismo infierno. 





Cronología

¿ Me pregunto si recuerdas nuestro primer saludo?
¿La primera vez que escuchaste mi voz?
¿Cuándo nos dimos palabras de aliento?
¿La primera vez que me viste?
¿La primera vez que disfrutamos de un cálido abrazo?
¿El primer beso que nos dimos?
¿La emoción de volvernos a ver después de la primera vez?
Recuerdas ¿nuestra primer diferencia? 
¿La angustia de no saber del uno del otro?
¿El temor de perdernos?
¿Recuerdas buscándonos entre la oscuridad?
¿El primer viernes y los que le vinieron después?
¿Recuerdas la primer adversidad y la unión que fue fortaleza?
¿Recuerdas las primeras rosas? 
¿La primer salida? ¿La primer escapada? ¿Nuestro primer baile?
Yo llevo marcado en mi mente 
y en mi corazón cada instante, 
cada momento, 
cada sonrisa, 
cada caricia, 
son mi fortaleza y mi motivación para cada día.

Luna



No lo se, lo he olvidado

Hace tantos ayeres que no sentía éste aliento de alegría,
tu sonrisa y esa mirada tan tuyas capaz de disolver mis témpanos,
capaz de hacer vibrar mi mundo con impetuosas sinfonías 
pero soy ilusa, de andar torpe y no sé cómo amar…





Salva hombre salva

Salva estas ansias proclives de tenerte
éstas mis pieles que entre llamas arden
esperando el momento sublime de sentirte;
salva esta boca que clama por ti ser besada
ésta que de noche y día enjuaga sus ganas 
por los deseos intensos de en ti sumergirse.

Salva este corazón arrojado 
que ahora desfallecido se siente 
de saberte ajeno y de sus deseos inapropiados;
salva estos grandes ojos apagados,
sumidos en la sombra por la ausencia de su amor.

Salva ésta alma que desconsolada ha quedado
ésta que vaga de copa en copa,
de flor en flor, de boca en boca,
que de noche en noche en tu búsqueda va
y que se frustra al no encontrarte.

¡Salva… hombre salva! esta luna apagada 
que de noches se esconde 
tristemente desconsolada.

Luna 



Calma las ansias

 Calla ésta insensata boca con tus labios, 
despoja mi alma a osados suspiros,
alimenta ésta piel sedienta, 
ardamos hasta las cenizas,
calma las ansias de tenerte,
de sentirte, penetra en mi alma,
en mi corazón, en mi cuerpo.

Agita mi respiración, necesito sentir,
aviva mi piel, acelera mi corazón, 
enciende la luz apagada,
elévame a la gloria quiero tocar el cielo 
entre la ruta de tu pecho y el néctar de tus labios.

Bésame completamente no dejes 
un rincón sin el sabor de tu boca,   
detona mi respiración
y hazme perder la cordura,
no me permitas pensar,
necesito sentir, necesito delirar.

Tócame, siénteme, 
resucita los deseos, 
resucita mis labios muertos,
conquista el universo de mis caderas, 
enciende el libido 
y es que necesito sentir, necesito delirar.



¿A dónde voy?

quizás a donde va el tiempo, 
a donde huyen tus suspiros, 
a ese lugar del que me has hablado
Antares o Polux, 
o al sitio donde paran mis pensamientos cada noche.

¿a dónde voy?
quizás a tu piel olor a vainilla,
y de tus labios bajar a besos hasta tu barbilla,
o disolverme en tus venas hasta llegar a tus latidos, 
y sin ánimo de reproche,
llegar hasta tus caderas.

¿A dónde voy?
tengo algunas rutas concretas,
el primer botón de tu camiseta 
y susurrarte ideas perversas al oído, 
por tu pecho bajar mi lengua en líneas rectas,
y crear sinfonías con nuestros gemidos.

¿A dónde voy?
a ese lugar místico de estrellas y zafiros,
el templo de nuestro encuentros clandestinos, 
donde en alma y cuerpo me has poseído. 

Luna



Lápida del falso amor

Tomé la pala y el pico y corrí al jardín
con furia comencé a cavar sin sentir,
el corazón latía con fuerza como si fuese a salir,
recordaba tus cartas, tus caricias, lo bien que supiste fingir,
me ahogaba el dolor, me ahogaba la furia,
la arena se esparcía y una que otra piedra golpeaba mi piel,
grité y lloré amargamente mientras tu nombre maldije,
 estaba ahí sin ti, debajo del jazmín con ese olor inigualable que me habia dado paz
mismo que fue tragado por el peso de mis emociones,
el hueco era ya lo demasiado profundo,
y ahí… de pie, terminé devastándome,
de rodillas me pregunte el ¿por qué?
¿Qué de mal te hice yo?
¿por qué causarme tanto dolor?
Con gran agitación comencé a lanzar las cartas
y cada obsequió que guarde de ti,
me arranque las caricias de la piel,
me quedé seca en lágrimas, todas las enterré,
las sabanas que tantas veces enredaron nuestros cuerpos,
las muchas letras que con amor te escribí,
y el inmenso amor que había en mi corazón;
comencé a sepultar los testigos de mi amor,
desaparecí todo rastro de ti, del “nosotros”,
y en mi mente figuré la frase de tan prodigiosa lápida
“Yace aquí los restos de un terrible y falso amor”


Luna



martes, 2 de diciembre de 2014

¿Crees en los milagros?

Si tu respuesta es afirmativa 
Entonces seguramente estas 
pensando en él o ella y
en la capacidad de su sonrisa, 
en lo sanador de sus abrazos,
en la gloriosa sensación de estar entre su pecho, 
o en lo sublime de verte reflejado(a) en sus ojos.
Y cuando creías que no había más…
así sin una explicación coherente te encuentras con
él o ella en el camino y sólo basta un chispazo, el cruce de miradas, 
de una palabra o fundirse en el más simple abrazo 
para caer en la razón de que el cielo está en la tierra 
en aquella mirada, en esa dulce boca o
entre los singulares brazos de aquel hombre o de aquella mujer; 
observas su sonrisa y no puedes creer que haya existido 
aquella persona y hubieses andado en el camino tanto tiempo 
sin él o ella, sin sus ocurrencias, sin sus locuras, sin esas palabras
que por absurdas que sean logran darle calma a tu 
alma desbordada, orden a tu vida desordenada y luz al apagado camino.
Un instante, un intercambio de palabras y sucede la magia, 
ocurre ese pequeño milagro y cae esa pequeña semilla germinada, 
que poco a poco va dando forma a la más maravillosa de las obras, 
el amor, el amor de dos almas vagabundas que vivían 
apáticas creyendo que no había más, que la vida era así, insípida, 
con vaivenes que otorgan y despojan sin el más mínimo sentido; 
pero ahí está esa persona tan común para otros 
pero que para ti es el universo, el ser más maravilloso,
con la capacidad de activar tus átomos moribundos, 
de acelerar o paralizar el pulso de tu corazón, 
de incendiar o congelar tu alma en un segundo.
Y sonríes porque entiendes la razón de los sucesos, 
la demora y los tiempos… “era el momento justo”,
entiendes que son acontecimientos prodigiosos,
de esos que se dan a rara vez,
y estamos aquí tú y yo generando luz… explosiones de luz, 
que vibran y se intensifican a velocidades indescriptibles, 
y es aterrador porque parece inhumano, porque carece de lógica.
Y estas aquí siendo mi pequeño milagro, 
que en el esplendor del suceso me aterro de perderte, y 
a su vez, glorifico a la vida misma por tenerte.

Luna


Entre sueños y pesadillas

Tomaron poder de mis sueños 
las fatales pesadillas,
y con ello me ha venido 
una noche más de insomnios,
de imágenes que llegan a galope
golpeando mi mente débil, 
y mis emociones frágiles,
ahora no puedo parar de pensar, 
verás no todo es tan sencillo como se dice, 
ni tan complejo como parece,
pero, no tengas miedo confía en mi,
siempre estaré contigo, 
o al menos mientras lo desees;
a veces también tengo temores...
como al despertar y no verte,
o darme cuenta que todo 
era un bello sueño,
a tu enfado, al tedio, 
o peor aún a tu indiferencia,
temo que mis dedos se queden 
sin esos crespos alocados sobre tu pecho,
o sin la lengua traviesa 
que juega con mi boca,
temo abrir los ojos y esperar 
con ansias tus brazos y que estos 
no lleguen nunca,
pero entonces recuerdo el tiempo,
el tiempo que no se detiene 
y lo absurdo que es perderlo en temores,
y entonces mágicamente me viene 
nuevamente el sueño...

Luna


Hoy estoy yo

El olor a sal, la humedad en la piel,
es tal como lo dijiste,
encontré luz , vida, amor, existencia,
e hice un pacto, respetarme, honrarme
y amarme por sobre todas las cosas,
incluso al punto de pecar de ego, 
he pensado tanto en los demás que me olvidé de mi,
olvidé lo bien que se siente amarme,
la luna negra esta presente y 
como es característico se ausenta en el firmamento,
escuchó las olas que arruyan mi alma,
y agitan con júbilo mi existir,
es tan hermoso no necesitar de nadie para respirar,
esta inmensidad esplendorosa es suficiente,
suficiente para engrandecer lo bizantino de mi ser,
hoy que la luna negra está y
curiosamente sólo puedo sentirle... pero eso es suficiente.

Luna


¿A quien engaño?

Está que vez soy yo, el intento de escritora, 
no hay más, a quién engaño?
la imagen fallida de la perfección irresoluta 
quien ha vivido encerrada entre los muros 
de una mente que jamás enmudece, 
ingobernable, imparable, incontrolable, 
un caos emocional capaz de cimbrar al mundo, 
aquella carente de tacto para decir verdades,
el egocentrismo incierto y escurridizo al timón, 
una barca que navega por aguas bravas y saladas
y rara vez por dulces y pacíficas;
una mujer sin horarios, ni listas, ni control, 
a veces niña caprichosa al punto de la locura, 
a veces tierna, sutil, jovial y soñadora, 
a veces bruja, algunas otras encantadora; 
total contradicción, insomnio y migrañas, 
soy brava y empecinada, el racimo de emociones, 
a veces café, cigarrillos y ron,
algunas otras infusión de limón; 
la que puede vestirse de flores y sonrisas,
o de seriedad ante un negro que me tiñe de arriba abajo, 
está que vez soy yo, no hay más a quien engaño?
quien cae, tropieza y se levanta intentando ser mejor;
humana, imperfecta y llena de errores 
quien casi siempre llora y alguna que otra vez canta, 
quien se entrega en cuerpo y alma, 
total transparencia, cargada de sombras que llevo a la luz, 
sin medianías, ni tibiezas, recia y determinada,
está que vez soy yo, no hay más a quien engaño?
está misma quien aun con sus cientos de errores 
con el aliento y cada una de sus fibras te ama.


Luna