Salva estas ansias proclives de tenerte
éstas mis pieles que entre llamas arden
esperando el momento sublime de sentirte;
salva esta boca que clama por ti ser besada
ésta que de noche y día enjuaga sus ganas
por los deseos intensos de en ti sumergirse.
Salva este corazón arrojado
que ahora desfallecido se siente
de saberte ajeno y de sus deseos inapropiados;
salva estos grandes ojos apagados,
sumidos en la sombra por la ausencia de su amor.
Salva ésta alma que desconsolada ha quedado
ésta que vaga de copa en copa,
de flor en flor, de boca en boca,
que de noche en noche en tu búsqueda va
y que se frustra al no encontrarte.
¡Salva… hombre salva! esta luna apagada
que de noches se esconde
tristemente desconsolada.
Luna
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