la pesadilla de todas las noches,
tu insomnio y desconsuelo,
a quien miras desde lejos
la que tuviste entre tus brazos,
de quien gobernaste sus labios,
a quien le desinhibiste los deseos,
y diste escape a sus instintos más bajos.
Soy esa mujer cualquiera,
a quien le fumaste el alma y le recreaste en cada
humeada, a quien moldeaste con tus
embravecidas manos,
a quien le relamiste la figura,
y con cada lamida ibas dejando tu fragancia,
cambiaste mi esencia ha ambiciosa
y mucho más pretenciosa.
Soy esa mujer cualquiera
que fue niña entre tus pieles,
a quien le abriste las puertas al mundo de placeres,
me mordiste la sencillez,
me arrebataste la ingenuidad,
fui tu obra perfecta,
entre tus labios y tus deseos lascivos.
Soy esa mujer cualquiera
a la que le arrebataste la inocencia,
el diseño aterrador que cimbro tus suelos,
ahora arrogante y altanera
frustrada y casi siempre con nauseas,
la moldura de un impúdico depredador.
Pero soy esa mujer cualquiera
que abandonó la inexperiencia,
que abandonó tus sátiras caricias,
y que escupe hoy tú memoria,
el diseño brutal y aterrador,
soy esa mujer cualquiera
que ha de acompañarte
al final de los tiempos
hasta las puertas del mismo infierno.
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