“Pocos” habían tenido la fortuna o la desgracia de mirar a través de mis ojos… mientras los otros sólo habían estado de paso… “los pocos” habían quedado atrapados o enredados (dudo que cautivados) a esa maraña de pensamientos sin sentido que habitaban mí cabeza, supongo que fue el desorden mental resultado tras las patadas de culo que tuve que soportar (como muchos, como casi todos) y aun así el positivismo (o lo ilusa) no se me iba, sino todo lo contrario, al punto que he llegado a creer que padezco alguna extraña enfermedad que cuando peor pintan las cosas mejor panorama le pronostico y por ello soy incapaz de advertir el lapsus (acto fallido); volviendo a los “pocos” que se quedaron, los de espíritu altruista que construyeron entre ruinas o habitaron de nuevo el pueblo fantasma de mi alma; fue su ánimo o su amor los que reavivaron las alas calcinadas ¿cómo hicieron? Ni yo me lo explico… pero ah!! benditos de aquellos otros que pudieron huir a tiempo, antes de que pudiera absorberles e inundarles con está esencia precoz (que jamás he podido controlar)… a los “pocos” aún les llevo en cada soplo y a “uno” en especial aun le suspiro, aun le vivo y hay tanto que me cuestiono ¿de dónde es que saca tanta entereza? ¿será acaso que tiene los mismos padecimientos y trastornos? Vaya uno a saber; mejor no indago… mucho menos cuando él me ha mostrado que no hay nada que temer, que hay poco que realmente valga la pena para preocuparse y que lo único certero que se tiene en ésta vida es la muerte… 

Luna.