A estas alturas del camino he comenzado a cuestionarme si tengo problemas de adaptación social o trastorno de identidad, me he observado dialogando con quien comúnmente me entiendo a la perfección, el alter-ego que tiñe mi espejo… el negro que me pinta de colores, el ácido que le da sabor al día, el que habla cuando yo cayo y el que enmudece cuando yo no paro de parlotear, mi mano izquierda, la sonrisa pícara cuando todo es tranquilidad, la ira que suprimo para no ser impertinente o la alegría que baña mis ojos cuando no hay explicación aparente.
Luna.
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