He inmortalizado con memorias en el alma
las veces que he muerto entre tus besos
en las que me he disuelto en tus miradas de
“te amo más que a nada en el mundo”,
de las adictivas sensaciones que me propician
tus dedos inquietos y tus besos traviesos,
de esas caricias que me hacen tocar el cielo y
que me hacen sentir que desfallezco,
de esos instantes en que cierro los ojos
y me entrego muerta a nuestros deseos consumados
y que después es el calor de tu cuerpo agitado
el que me resucita lentamente,
he inmortalizado los instantes en que agonizo, agonizo
y dejo mi cuerpo consumido una y otra vez entre brazos.
Luna.
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