Y después de tantas lunas y tantos soles descubrí que era tanta mi preocupación por encontrarme... que me perdí en el camino...

Y tu.. ¿Ya me has encontrado?



martes, 26 de abril de 2016

Es costumbre poner el despertador a las 4:20 a.m. aun sabiendo que estaré en cama 30 o 40 minutos más, suena "Balada para Adelina" en su inagotable esfuerzo por levantarme, abro los ojos y doy una sacudida a mi ánimo adormilado. Con todo lo que se lee en la red y lo poco que veo en la TV no puedo pasar por alto agradecer la bendición de ver un nuevo amanecer, la oportunidad que se me brinda de continuar con el aprendizaje, así como éste deseo de vivir y de no dejar en los bolsillos de un pantalón viejo mi capacidad de asombro, sé que todo depende de la luz con que se mira, de ahí el grado de “claridad”… tan simple que se lee, pero tan complejo resulta el renunciar a llevar una vida tormentosa para una mente ya forjada que pende del exterior, es tarea que requiere tener los pantalones bien fajados de ahí la práctica casi nula para las nuevas generaciones a quienes se les va mostrando (a manera de inconsciencia) que, conmiserarse o autocompadecerse les traerá esas cuantas palmaditas en la espalda, palmaditas de las que penden sus emociones y, si se tiene suerte, una frasecita de “ánimo tu puedes”, “no estás solo”, pero la realidad es que se está solo, la compañía y todo aquello con lo que coincides en el caminar está de paso y no son más que detalles… aun profundizo en el tema en el intento de perder la costumbre de colgarme de otros; dar la apreciación debida a dichos detalles en busca de equilibrio, “ser ajena a ellos como ser individualista, sin perder el regocijo de coincidir en el camino”.

Luna.

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