Ahora mismo no podría contar los pedazos de mi alma, porque aún siguen quebrándose ante mis ojos temerosos, temerosos porque comienzo a vislumbrar mis días sin ti, sin el hombre que me hacía sentir protegida, además de amada, aunque, aquí sentada frente al monitor que fue testigo de cada una de las letras y poesías que escribí para ti… no puedo parar de sonreír, creo que soy afortunada, pocas personas tienen la dicha de conocer, sentir y fundirse en el amor, yo lo palpé, lo saboree y sé con certeza que existe, que no es sólo una invención para adornar los cuentos de hadas; sé también que duele, pero asimismo, brinda mucha felicidad, me abrazo dulcemente a cada uno de los recuerdos que ahora se tejen en mi mente recuerdos que serán parte de un precioso escalón cuesta arriba… y percibo el primer ramo de rosas… no sabías como enviármelo, ni siquiera sabías mi nombre, aquella vez que me acompañaste al mercado y sin más me tomaste de la cintura para bailar a mitad de la nada, a mitad de todo; tus gestos cada vez que decía algo que no esperabas, la ansiedad con la que esperábamos la hora de vernos, esos viernes de encuentros en el Oxxo, la primer fotografía juntos, nuestra manera tan natural de ver la vida, luego los proyectos que comenzamos a vislumbrar juntos (que poco a poco dejan de ser sólo nostalgias), cada una de las veces que estando recostados me hacías reír y te reías de mí imparable risa, tus besos repartidos sin importar el momento, el lugar o la ocasión, mi lengua en tu espalda que te hacía reír como loco y correr por toda la casa, o cuando íbamos caminando y sin más nada me jalabas para contigo y me acurrucabas fuertemente entre tus brazos, el beso colocado en la mano y que nos arrojábamos a la distancia para despedirnos por las mañanas, los mensajes de “ya llegue amor”, tus sarcasmos y mis berrinches, tus selecciones de poesías y mis letras, tu sabor y mi esencia, tus manos y mi cintura, tu olor y mi olfato y tantas, tantísimas cosas más… éramos una bella, poco común y loca mancuerna, desafiando el destino, las probabilidades, los augurios, las adversidades, éramos un par de locos enamorados sintiéndose invencibles…
Luna.
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