y soy el sonido y soy la hoja que se eleva y luego cae y soy el sauce,
encandilada la mirada por la luz de éste amanecer,
como el de mañana, como el de ayer,
mientras el olor del café destila por mis fosas nasales
que no oponen resistencia de su paso a los sentidos,
y las teóricas respuestas existenciales pierden sentido en mi sonrisa,
en una sonrisa cosechada por aquello que llaman “insignificancia”,
y es mi caminar un paso casi elevado que no deja huella
mientras todo lo visto y experimentado ha dejado huella en mí,
esta voluntad casi nula de vivir partiendo de bases sentenciadas,
que soy como un animal salvaje enjaulado,
que soy como un ser inadaptado,
con un saber obligado, porque para ser de aquí no queda de otra,
y heme pues aquí tan de todos, tan de nadie,
que me queda bien parecer tan cuerda o tan loca
soy tan relativo para los otros,
tan absurda y tan valiosa, tan físico y tan divino
como el humo que se desprende de ésta taza de café.
Luna.
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