Comencé un día tan común como cualquier otro,
sin una razón que fuese de peso
a fumarme tus besos y caricias,
las sentí entrar por mi garganta,
pasar hasta mis pulmones,
al salir jugaron un poco en mi boca,
pero terminé arrojando la bocanada
del sabor de tus labios
y la sensación de tus caricias en mi piel,
¿sabes? es triste, no hubo una razón de peso,
sólo te me saliste así como
el exhalar del humo de mi tabaco...
Luna.
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