Siento la carne fría de tus manos sobre las mías,
miro esos ojitos de ángel que una vez tuvieron vida,
ellos que alguna vez habrían de pintar de color mis días,
y estoy aquí sin encontrar consuelo,
el gélido cadáver no da más fuego,
dime tú, se coherente, ¿cómo dejas de dolerme?
¿dónde puedo comprar fuerzas para continuar sin ti?
miró tus labios pálidos y secos que ya no quieren más besar,
tu imagen tatuada llevo en la piel y el alma,
tu voz aún hace eco en mis oídos sordos
y mi corazón no encuentra resignación,
dime pues ¿cómo hago para enterrar tu cuerpo
que por las noches viaja vagabundo por mi lecho?
Luna
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