Y después de tantas lunas y tantos soles descubrí que era tanta mi preocupación por encontrarme... que me perdí en el camino...

Y tu.. ¿Ya me has encontrado?



viernes, 8 de agosto de 2014

A mi amado y leal amigo

“Señor” quizás más que sólo eso
pero jamás menos,
“señor”, por su influencia,
por su enorme nobleza, 
por su tremenda heroicidad, 
“señor” por su entereza 
y su despojo nativo.

Señor mío, de todos, 
o de sólo algunos,
de la existencia y del cosmos;
de pasos firmes y serenos
de amor infinito 
y sentido universal,
fundido en el tiempo 
y en el espacio abismal. 

“Señor” que hace palpitar 
fuertemente el corazón,
que desnuda almas, 
quién mira más allá 
de las fachadas,
de sonrisa escueta 
pero pasmosa, 
“Señor” sin alfa y omega
que antes de hablar, observa
y sabe cuándo callar.

“Señor” con alma de niño
pero de espíritu en llamas,
hombre juguetón y 
sorprendentemente persuasivo,
a quien mi ser admira,
y vive en gratitud;
por sus enseñanzas de vida,
por sus palabras sinceras,
y su mano amiga.

“Señor” mío, de todos,
o de sólo algunos,
si la existencia es compasiva 
y afanosa su indulgencia 
ha de permitirnos el
privilegio de tenerle
ante numerosos soles, 
y apaciguadas lunas,
con sus inmortales 
palabras acertadas, 
y esas otras arrojadas,

“Señor” mío, de todos, 
o de sólo algunos,
crea en mis palabras cuando digo
conocerle ha sido un gran placer,
jamás habrá frase que honre 
éste sentir, que es conmoción 
en las entrañas e imposible de contener,
Señor mío, mi hermano, 
mi leal y amado amigo. 

Luna


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