Tu alma bajo sin temor a las tinieblas
y aun viendo mi destierro no te afecto,
me cobijaste con tus enormes alas;
nítida luz genera mi alma casi apagada,
cientos de demonios habitan en mí,
yo que temo convertir en cenizas lo que toco,
y tú me miras con esos ojos tiernos
que me hacen olvidarme de todo,
mitigas mis miedos y me dices todo está bien…
y es verdad… “todo está bien”.
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