El acabose de la necedad algo que marca mi
personaje,
y es que he terminado aceptando mis estupideces,
envuelta de la admisión pero sin rebasar los
límites
o quizás si (vaya uno a saber), admitir mi
estupidez
me lleva a visualizar y entender lo humana
sensible, emocional y escasamente elocuente que
soy,
más remarcado cuando bebo alcohol, mi exagerada
sensatez
ahora me trae como el blanco de los tiradores,
aunque puede que no sea la sensatez, tal vez, lo impropia,
y lo impropio aunado al alcohol “detonante fatal”,
beber NO es sano, mucho menos cuando se está
enamorado;
puedes beber y cometer tonterías que después,
quizás, olvidarás,
pero beber y estar enamorado el peor de los
venenos;
me prometí a mí misma dejar de beber o dejar de
enamorarme;
“si estoy enamorada beberé bajo candado”,
“si estoy enamorada no beberé ni escaso”;
o puedo dejar el enamoramiento de lado
y beber con gusto y sin preocupación,
aunque beber, me queda claro, no es sano;
pero me gusta beber, disfruto beber, aunque dicen
es pecado,
así que prefiero dejar lo enamorada porque tampoco
es sano,
seguro hoy me espera un corazón blindado y un par
de copas sin temor a que el alcohol y el amor
me lleven a caer de nuevo en las inapropiadas boberías
una, dos, cuatro, que se yo, pero sin estar con el
corazón enamorado.
Luna
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