Dan para las diez,
y me cepillo con rapidez,
mis labios delineo,
me coloco las zapatillas
y subo un poco más las medias,
me rocío perfume de vainillas;
salgo a la calle como
cualquier mujer,
o como una mujer cualquiera,
la gente siempre etiqueta,
a mí que ni me van ni me vienen
las presuntuosas formalidades,
si te portas decente
o lo haces imprudente,
siempre habrán de sobra
dedos juiciosos,
bocas bofándose,
o mentes sentenciando.
Dice mi abuela que
los hombres no quieren
una mujer cualquiera,
ellos siempre esperan
una recatadita
sin faldas cortitas,
una bien hablada
sin soeces palabras,
una mujer derecha
que al sentarse
no abra las piernas,
de preferencia que no fume
ni se beba más de una copa,
por eso yo he dicho,
por ahora…
con total certeza me prefiero sola.
Luna
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