Comencé a ser indiferente,
a beber alcohol y fumar tabaco,
salía por las noches
y dormía por las mañanas;
comencé a perderme
siendo presa del abismal pasado,
ruin y también despiadado;
comencé a olvidarte
también a olvidarme,
y a cambiar mis sonrisas
por una cajetilla de cigarros.
Con mi careta adornada
de una falsa alegría,
comencé a deambular por la vida,
con una que otra persona de lado
pero siempre sola, solita, sola;
y al eco moribundo del ingenuo corazón
le termine callando con un cañón.
Cambié los tacones por un par de tenis,
Y el glamour de la vestimenta,
por unos jeans ajustados y
unos chicles de menta,
yo que detestaba lo simple
comencé a ser más escueta
me mofo de la vida
y de las profundas heridas.
Comencé a escupir verdades,
hacer dura y también directa,
creo que por ello la gente me detesta
o será mi facha de imprudente,
de burlesca e indiferente,
qué más da lo que de mi piensen
si comencé a vivir
cuando deje de preocuparme;
si es lunes o viernes o sábado,
no me importa pues al fin he despertado.
Luna
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