Ya nadie lograba inyectar mi estómago de mariposas,
ya no las sentía ni a
la hora de soñar,
o en el cortejo
superficial del bar,
ni cuando trataban de seducirme,
ni al besar con efusión mi cuello…
así que pensé en atrapar algunas cuentas
y tragarlas y así tal vez sentirlas de nuevo
en mi estómago revolotear;
el resultado fue fatal,
decenas de ellas murieron al paso por mi garganta
y al llegar a su destino me han caído bastante mal,
no he parado de mariposas vomitar...
Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario